Os comento que los hermanos de la Vera Cruz están teniendo problemas económicos para concluir la restauración de su templo, y por eso han organizado una verbena en la plaza del Cristo con el objeto de recaudar fondos... os animo a que hagáis un esfuerzo y contribuyáis así a que este trocito de patrimonio isleño recupere todo su esplendor.
La verbena es del 10 al 13 de mayo
Aquí podéis leer la noticia completa:
http://www.diariodecadiz.es/article/sanfernando/1253950/sueno/convertido/calvario.html
Vídeo de San Fernando Cofrade donde el hermano mayor, Rafael Valverde habla de la restauración:
http://www.youtube.com/watch?v=7oDNcswhxBY&feature=relmfu
La Reivindicación de las Almenas
sábado, 12 de mayo de 2012
martes, 1 de mayo de 2012
Nuestra Señora de la Soledad (San Fernando)
La entrada de hoy va dedicada a una de las devociones marianas con mayor solera de la ciudad, así como titular de la hermandad de penitencia más antigua entre cuantas conforman nuestra Semana Santa: la Virgen de la Soledad.
La primera referencia escrita a la existencia de una imagen de la Soledad data de 1715 y habla de dos diademas donadas por doña Inés Van Havre para el decoro de ésta y el San Juan Evangelista que la acompañaba en su altar, situando ambas imágenes en el interior de la primitiva iglesia de Santa María. Esta iglesia, ubicada en uno de los cañones del Castillo de San Romualdo -y no en la construcción anexa techada a dos aguas que según recientes investigaciones del historiador F. Mósig, era una capilla que tenía en propiedad la Hermandad del Rosario-, hizo las veces de parroquia principal de la localidad hasta la construcción de la Iglesia Mayor en 1776.
De la hermandad como tal no hay constancia hasta el año 1747, año en la que al menos ya existía de hecho -de derecho no se consolidará hasta décadas después-. Esta es la fecha que la propia Hermandad tiene por oficial y así figuraba en una placa de mármol instalada en la fachada del Castillo de San Romualdo con motivo del 250 aniversario fundacional -y retirada hace poco debido a las labores de restauración que se están practicando al inmueble-.
Volviendo a la Virgen; hasta épocas muy recientes se daba por supuesto que la imagen que hoy vemos en su camarín de la Iglesia Mayor es la misma que recibía culto en la iglesia de Santa María desde principios del siglo XVIII. No obstante, las últimas investigaciones de F. Mósig han puesto de manifiesto que esta primera imagen fue sustituida en los primeros años del siglo XIX a iniciativa del mayordomo de la hermandad por otra que, según los escritos, "era de las mejores que tenía", no constando en ningún caso datos concretos sobre su autoría o año de ejecución. En cualquier caso, es muy probable que esta segunda imagen fuese tallada a finales del siglo XVIII o principios del XIX como ahora veremos.
Estilísticamente, la imagen fue atribuida a algún autor de la escuela granadina durante años por su supuesto parecido con las vírgenes de Pedro de Mena. Pero lo cierto es que, superada esta teoría por razones obvias, tanto morfológicas como cronológicas, resulta llamativo el parecido estilístico entre la señora y las imágenes vinculadas al escultor José Tomás de Cirartegui, similitudes de las que ya se han hecho eco varias personas especialmente formadas en el aspecto artístico de nuestra Semana Santa.
Cirartegui era un escultor de origen vasco que se estableció en la Isla de León a finales del siglo XVIII alternando su trabajo en el Arsenal de la Carraca con la ejecución de imágenes para algunas cofradías y parroquias que empezaban a ser conscientes de su talento como imaginero. Su obra y la de algunos de sus compañeros también escultores, como Samuel Howe o Miguel Monfort, comprende lo que hoy algunos denominan "escuela carraqueña". En 1788 talló para la Iglesia de San Francisco al Cristo de la Expiración -en torno al cual se organizaría una hermandad- y, pocos años después, esculpió un Yacente para la Hermandad de la Soledad que finalmente acabó como titular del Santo Entierro debido a los intereses de su principal impulsor, el Padre Parodi, que se oponía a que la Soledad contara con un Yacente propio para que ambas hermandades continuaran celebrando juntas la procesión del Viernes Santo y otros cultos tal y como venía siendo tradicional. No sería descabellado pensar, por cierto, que la Soledad hubiese sustituido a su primera titular por una imagen del escultor de moda, el mismo al que años antes había encargado la ejecución de un Cristo para sus cultos.
Otras imágenes atribuidas a Cirartegui son el San José de la Iglesia Mayor y los copatronos que flanquean su altar, debido al gran parecido entre éstos y las imágenes anteriormente citadas, así como una María Magdalena de propiedad particular cuya mascarilla, según se comenta, está firmada por el escultor vasco. Lo interesante aquí es que esta última imagen presenta unos rasgos fisiológicos casi idénticos a los de Nuestra Señora de la Soledad -ojos rasgados, papada, tabique nasal recto y más estrecho según desciende...-. Estos rasgos son extensibles a otras muchas imágenes isleñas entre las que se encuentran las de San Juan, María Magdalena y Santa Verónica que en origen pertenecían a la Hermandad del Nazareno y hoy son propiedad de la Orden Servita -a excepción de la Verónica, que está perdida-, la imagen de María Magdalena perteneciente a la Hermandad de la Expiración -quien curiosamente la compró a la Hermandad de la Soledad en los años centrales del siglo XX-, la Virgen de Gracia que preside uno de los retablos de la Capilla del Cristo de la Vera Cruz, las pequeñas imágenes que en su día decoraron los retablos de San Francisco y hoy se encuentran abandonadas entre las dependencias del Museo Naval, o muchas de las que aún hoy reciben culto en la Iglesia del Arsenal de la Carraca. Al final de esta entrada se incluirán instantáneas y comparativas de algunas de ellas.
La Virgen de la Soledad está cobijada por un retablo labrado y dorado de estilo barroco, contemporáneo a la construcción de la Iglesia Mayor y de los mejores que en ella pueden contemplarse. Está formado por tres cuerpos; una mesa de altar sobre la que se encuentra el Santísimo Cristo de la Redención, titular de la hermandad desde los años 60, el cuerpo central con el camarín de la Virgen flanqueado por dos pequeñas imágenes de San Joaquín y Santa Ana, anónimas del finales del XVIII, y en el ático; un relieve representando la Resurrección como alegoría del triunfo sobre la muerte.
Como último apunte, añadir que la imagen de la Soledad ha sido "restaurada" como mínimo en dos ocasiones; por Castillo Lastrucci en los 60, quien le realizó un nuevo juego de manos separadas como mandaban las modas macarenas del momento, y por Alfonso Berraquero en los 80, que si bien no manifestó la nula ética profesional habida en otros casos más controvertidos como el de la Caridad o la Esperanza de Expiración, modificó sutilmente parte de la fisionomía de la Virgen y sustituyó su peluca por un pegote de poliéster.
Desde aquí reivindicamos la necesidad de que parroquias y cofradías recurran a verdaderos profesionales de la restauración con formación y ética profesional suficiente, porque a buen seguro sabrán tratar a nuestro patrimonio artístico como debe hacerse, esto es, respetando al máximo su impronta original.
Soledad VS Magdalena firmada por Cirartegui:
Soledad VS Magdalena de Servitas:
Soledad VS Magdalena de Expiración:
Esta entrada se la dedico a mi querido Fernando Mósig, por la paciencia que tiene conmigo y el incalculable valor de sus descubrimientos sobre la historia de las hermandades de San Fernando.
domingo, 29 de abril de 2012
La Huerta de la Compañía (San Fernando)
Estas interesantes ruinas, desconocidas hoy por muchos isleños, forman parte de un antiguo complejo de recreo que la sección gaditana de la Compañía de Jesús ("Jesuitas") tenía en San Fernando junto a la actual carretera de Camposoto.
Los Jesuitas son una orden religiosa de la Iglesia católica fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola y aprobada por el Papa Pablo III. Con cerca de 19.000 miembros, sacerdotes, estudiantes y hermanos, es la mayor orden religiosa masculina católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos (Fuente: Wikipedia).
El edificio, que se encuentra en un estado deplorable, fue construido seguramente a principios del siglo XVIII y su uso se prolongó durante varias décadas hasta que Carlos III expulsó a la orden de España allá por el año 1768. Desde entonces, fue cambiando de manos hasta pasar finalmente a formar parte del patrimonio del Obispado, a quien parece que pertenece hoy el inmueble.
La estructura se organiza en torno a un amplio patio de armas descubierto que constituye uno de los ejemplos más antiguos de arquitectura clásica isleña, cuyo estilo de viviendas se caracteriza también por orquestar las dependencias en torno un patio central. Tampoco faltan elementos útiles como el aljibe o decorativos, como las almenas, herencia de una época medieval donde su función era bien distinta. Restos de la solería original se agolpan por las esquinas mientras algunos fragmentos de vigas penden del techo atacados por la ley de la gravedad. Arcos de medio punto y dibujos difuminados en alguno de los muros son otros de los vestigios de la belleza con la que a buen seguro debió brillar la construcción en épocas pasadas.
Ante tal estado de abandono, la "Huerta de la Compañía" espera a ser rescatada de su olvido dadas las múltiples posibilidades que ofrece este bello enclave que mira de frente hacia la Bahía de Cádiz. Desde centro cultural a sede de alguna actividad dedicada al senderismo, el comercio o la hostelería, siempre y cuando dicha actividad sea compatible con la preservación de la arquitectura y su entorno medio ambiental.
Patio de armas en torno al cual se alinean las despendencias.
Una de las galerías laterales decoradas con arcos de medio punto.
La alberca.
Restos de lo que pudo ser un antiguo aljibe.
Acceso a las habitaciones con restos de dintel y arco de medio punto.
Detalle de dos de las almenas
Esta primera entrada se la dedico con cariño a mi amiga Manuela Infante, que con tanta paciencia me acompañó un caluroso día de verano a hacer las fotos que la ilustran.
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